Exageraciones totalmente justificadas encontradas en el disco del fondo

No hay plan B, ni C, ni D. Ni siquiera hay plan.
Un mapa tapado, tarado, que sólo se descubre por pedacitos.
De a poco, a veces. Y de lo que ya pasó, siempre.
¿Lo llamo mapa? Exagero. Lo imagino en blanco.
Entonces no es un mapa. Es un papel en blanco. Nada.
Pero es mapa cuando se ve.
Una brújula muerta, que sólo marca el punto pasado.
Como un reloj. Porque el reloj no avanza en el tiempo. Es el tiempo.
Para saber qué pasara dentro de cinco minutos hay que esperar cinco minutos.
El futuro está en blanco.
Como el mapa blanco.
Como la brújula muerta.
Como el reloj de horas pasadas.
Nada. Nada. Algo.
Ahora es ahora. Ahora sólo es ahora.
Ahora sólo puede ser ahora.
No hay nada que pase tan rápido como ahora.
Pero muchos ahora juntos, uno detrás del otro,
simulan ser otra cosa que una sucesión de viejos ahora.
Simulan ser un papel en blanco.
Un mapa circunstancial.
La estela de los estertores de la brújula que se resiste a estar muerta.
Que reencarnó en reloj. Pero no lo sabe. Como yo tampoco lo sé.
El reloj es una fábrica de tiempo inútil.
El futuro es caminar de espaldas hacia adelante.